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Roberto Martino roberto.martino en unc.edu.ar
Lun Oct 17 11:02:05 ART 2016


Estimados colegas y amigos.

Me lo envió un amigo Geólogo. Lo comparto con todos. Es una nota de Ricardo
Alonso. Vale la pena la lectura y el recuerdo de un grande de los nuestros.

Un saludo cordial a todos.

Roberto D. Martino
El extraño destino de José M. Sobral
<http://www.oncediario.com.ar/clientes/diario11/index.php?option=com_content&view=article&id=16803:el-extrano-destino-de-jose-m-sobral&catid=46:sin-desperdicio>
Lunes, 17 de Octubre de 2016 07:05 Sin Desperdicio
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Por Ricardo Alonso

Un científico extraordinario cuya vida testimonia la ceguera de la
dirigencia argentina, en su caso, la Armada, para vislumbrar el valor del
conocimiento.



José María Sobral fue alférez de la marina argentina. Pero jamás debió
pasar a la historia como un simple alférez. Esto forma parte del castigo
que reciben algunas personalidades por las inconsistencias y
desconocimiento histórico en que incurren nuestros connacionales. Aunque
probablemente pueda pasar lo mismo con personajes históricos valiosos y
olvidados de otros países.

Recordemos de quien estamos hablando. Sobral era un joven argentino,
entrerriano, nacido en Gualeguaychú el 14 de abril de 1880, que cumplía sus
funciones en la marina de guerra a principios del siglo XX.

Eran épocas de viajes polares y entre ellos los nórdicos llevaban la
delantera. Otto Nordenskiold, geólogo, miembro de la nobleza sueca y de
familia de exploradores polares, llegó a la Argentina en el barco Antarctic
en 1901. Solicitó al gobierno argentino se designara un oficial para que
acompañara la expedición antártica que estaba por realizar.

Fue allí que le asignaron a Sobral quién venía de realizar un viaje escuela
alrededor del mundo en la fragata Sarmiento.

Sobral navegó con ellos a la Antártida y allí comenzó una historia de
ribetes novelescos. La expedición quedó entrampada por los hielos. Ello los
obligó a construir un refugio, racionar las provisiones y prepararse para
invernar. Tal como estaban las cosas esperaban ser rescatados al año
siguiente. Sin embargo ello no ocurrió lo que prolongó la estadía un año
más. Tuvieron que alimentarse de pingüinos, peces, focas, cuidar al extremo
lo poco que tenían y continuar esperando. En ese lapso no dejaron de hacer
las observaciones meteorológicas que tenían programadas y de recorrer la
región en busca de rocas para los estudios geológicos.

ATRAPADO EN LA ANTÁRTIDA

Las explicaciones de Nordenskiold apasionaron a Sobral sobre el antiguo
ambiente que reinó en la Antártida, con épocas de clima tropical, bosques y
fósiles diferentes a los de la fauna de ese continente helado. Sobral
aprendió el sueco, adquirió nociones básicas de Geología y dibujó a la
carbonilla, en cartones de envases, bosquejos sobre los paisajes que se
avistaban desde su claustro de hielo. Finalmente fueron rescatados en un
viaje heroico de la corbeta Uruguay al mando de Irizar.

La llegada a BUENOS AIRES fue apoteósica, con desfiles de barcos, salvas de
artillería, bandas de música y otras ceremonias dispuestas para su
recibimiento como héroes antárticos. Sobral quedó fascinado por las
enseñanzas geológicas de Nordenskiold y pensó en todo lo que podía lograr
nuestro país estudiando esa tierra ignota en el marco de las futuras
aspiraciones de soberanía. Los suecos lo invitaron a estudiar Geología en
la prestigiosa universidad de Upsala mediante una beca que ellos
gestionarían.

Sobral se presentó lleno de esperanzas a solicitar el permiso a la Armada
que le fue rotundamente negado. La respuesta era del tenor de para qué
quiere geólogos la armada. Recuérdese que el propio Darwin llegó a América
del Sur como viajero naturalista geólogo y hasta escribió un texto para el
almirantazgo británico. Sus observaciones fueron cruciales, entre ellas la
geología de las Islas Malvinas. También eran geólogos muchos de los
exploradores polares, entre ellos el propio Nordenskiold o el noruego
Gunnar Andersson por citar algunos.

DIOS CIEGA A QUIEN QUIERE PERDER

Cabe destacar que Sobral insistió en su pedido de permiso, esta vez con una
licencia sin goce de sueldo. Sin embargo una vez más, demostrando una
vergonzosa cortedad de miras, el permiso le fue denegado. No me extraña ya
que en mis dos campañas antárticas en 1976 y 1987 pude apreciar numerosos
comportamientos obtusos que sería largo de enumerar. Tal como en la
travesía de 1976 cuando navegábamos en el transporte ARA Bahía Aguirre
frente a un islote rocoso desnudo en medio de los hielos y un helicóptero
se aprestaba a visitarlo. Dado que éramos un grupo de geólogos, o
estudiante como mi caso, pedimos si nuestro invitado extranjero, el hoy
afamado geólogo español Dr. Francisco Anguita podía bajar allí. No se hizo
lugar y enviaron a dos marinos rasos a sacar las muestras de roca. Cuando
llegaron de vuelta al barco se negaron a mostrárnoslas como si se tratara
de un secreto de estado. En el caso de Sobral, ante las reiteradas
negativas, incluso la intervención del respetado Perito Moreno, tuvo que
optar y pidió la baja de la Armada para partir a Suecia. Se sabe que hizo
allí una carrera brillante, que estudió las antiquísimas rocas del
basamento de la península de Escandinavia, que describió nuevos tipos de
rocas y minerales (uno de ellos se lo dedicaron a él: la sobralita), y
finalmente presentó su tesis con la que se graduó como doctor en Geología.

PRIMER GEÓLOGO ARGENTINO

Curiosamente es el primer argentino en obtener un título de geólogo, ya que
la carrera no existía todavía en la Argentina y a su vez el primer
argentino en graduarse de geólogo en el exterior. De regreso al país en
1914 y ya doctorado pensó en reintegrarse a la Armada pero volvió a ser
rechazado. Se integró entonces a la Dirección Nacional de Geología, Minería
e Hidrología donde comenzó una importante labor relacionada con el estudio
de yacimientos minerales, búsqueda de aguas subterráneas, estudios de rocas
útiles, entre otros temas.

Prácticamente recorrió el país con la misión de inspeccionar minas y así
estuvo con el tema de los carbones, con el hierro tacurú de las misiones
jesuíticas, con el cobre de los basaltos del Paraná, con los metales
preciosos de Mendoza y el Famatina, con el agua en CATAMARCA, e incluso en
Salta y la Puna argentina donde llegó para cerciorarse de cuál era la
situación planteada en torno a los boratos y las denuncias de
monopolización por parte de una empresa extranjera.

En 1922 fue nombrado director general de la Dirección Nacional de Geología
Minería e Hidrología y luego quedó cesante con el golpe de estado de 1930.
Años después ingresó en YPF como jefe del área de Geología y recorrió
grandes extensiones de La Pampa en busca de la continuidad de la cuenca
petrolífera cuyana.

Estudió numerosas regiones del país por su potencial petrolero y estuvo a
cargo de algunos pozos exploratorios.

Durante su estancia en Suecia se enamoró de una bella dama sueca, Elna W.
Klingstrom, que le dio nueve hijos y una descendencia muy numerosa en
nietos y bisnietos. Sobral tuvo una larga y fructífera vida científica en
el país. Sin embargo su nombre quedó asociado para siempre a esa primera
etapa de su vida. Al punto que numerosas calles y escuelas llevan su nombre.

Entre ellas la escuela "Alférez José María Sobral" de Osma (Salta), sobre
la ruta 68, camino a CAFAYATE. La historia enseña que hay un solo Sobral y
es el doctor en Geología recibido en Suecia al cual la Armada Argentina
hizo héroe primero y lo desconoció después. Sus más importantes biógrafos
Lauro Destefani y Gilberto Aceñolaza, este último su coterráneo,
escribieron sobre su vida y obra.

El Dr. Sobral, que hablaba nueve idiomas, embajador en Noruega, héroe
antártico, primer título de geólogo argentino, que fuera declarado sabio
geógrafo del hemisferio sur por la Sociedad Hispánica de Nueva York,
falleció olvidado en Buenos Aires, el día de su cumpleaños de 1961, a los
81 años de edad.



El Tribuno


-- 
Dr. Jorge A. Sfragulla

Secretaría de Minería
Provincia de Córdoba

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