[Geoinfo] Fwd: [Polcien] Fw: Favaloro- reenvío

Roberto D. Martino rdmartino en gtwing.efn.uncor.edu
Mie Abr 9 12:13:18 ART 2008


Estimados colegas,

Ayer recibi este correo con una carta, supuestamente escrita por el  
Dr. Favaloro antes de suicidarse. No he tenido forma de cotejar si es  
autentica, pero me golpeo mucho. Solo quiero compartirla con Uds.

Un abrazo,

Roberto D. Martino

Inicio del mensaje reenviado:

> De: "Bibiana Apolonia del Brutto" <bibiana.apolonia en gmail.com>
> Fecha: 5 de abril de 2008 1:44:48 GMT-03:00
> Para: <pol-cien en ccc.uba.ar>
> Asunto: [Polcien] Fw: Favaloro- reenvío
> Responder a: Bibiana Apolonia del Brutto <bibiana.apolonia en gmail.com>
>
>
> ----- Original Message -----
> From: Abel Langer
> Sent: Thursday, April 03, 2008 10:50 AM
> Subject: Favaloro- reenvío de Abel Langer
>
> Favaloro, la carta final
>
>
> En un país que oscila de la frivolidad a la tragedia, algo faltaba  
> para cerrar en el imaginario social la muerte de uno de sus  
> compatriotas más admirados. Faltaba, pues, conocer el contenido de  
> la carta que escribió René Favaloro antes del tiro del final.  
> Trascendió en estas horas y lo compartimos con los lectores.
>
> (Del Dr. René Favaloro/ julio 29-2000 –14,30 hs) Si se lee mi carta  
> de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la  
> Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la  
> cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi  
> patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia,  
> investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio  
> Guemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en  
> cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post  
> grado a todos los niveles.
> Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde  
> participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo.
>
> En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los  
> indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo  
> alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras  
> sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de  
> aquel entonces.
> La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios,  
> provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación,  
> del sanatorio (sin duda la mayor tajada).
>
> Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las  
> secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos  
> proporcionalmente.
>
> Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos  
> correspondía.
>
> A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo  
> conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su  
> director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían  
> nuestro trabajo.
>
> Este era nuestro único contacto.
>
> A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la  
> Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el  
> departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha  
> dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía  
> cardiovascular.
> Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían  
> sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre  
> me ha acompañado.
>
> La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada  
> más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos  
> faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la  
> corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda  
> corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles  
> sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado  
> sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como  
> consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras  
> sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al  
> Instituto.
>
> ¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los  
> sindicalistas de turno!
>
> Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean  
> fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que  
> corresponde a la atención médica.
>
> Lo mismo ocurre con el Pami. Esto lo pueden certificar los médicos  
> de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema  
> implementado a lo largo y ancho de todo el país.
>
> Valga un solo ejemplo: el Pami tiene una vieja deuda con nosotros,  
> (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos  
> cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos  
> pedían (como es lógico no a mí directamente).
>
> Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción  
> del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años)  
> deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender  
> toda la demanda.
>
> El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en  
> la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del  
> médico, que terminaría con los acomodados de turno.
>
> Los mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la  
> medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el  
> famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del  
> cirujano.
>
> Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera  
> más! ¿De dónde proviene este infundio?. Muy simple: el pacientes es  
> estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado.  
> El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. “Pero  
> cómo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?”. “Yo le voy  
> a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe”. El  
> cirujano “de real valor” además de su capacidad profesional  
> retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!
>
> Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las  
> “indicaciones” de su cardiólogo. “¿Doctor, usted sigue operando?” y  
> una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo  
> entusiasmo y responsabilidad de siempre.
> Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e  
> internacional.
>
> Concurren a los Congresos del American College o de la American  
> Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y  
> abrazos cada vez que debo exponer alguna “lecture” de  
> significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en  
> Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con  
> lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el  
> “sistema” y el dinero es lo que más les interesa.
>
> La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar.  
> Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos  
> Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien  
> entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus  
> consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del  
> retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la  
> cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter echo,  
> camara y etc., etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc.  
> etc., están incluidos.
>
> No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado  
> las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el  
> caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado,  
> visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle “la  
> operación económica” y entregará el sobre correspondiente!.
>
> La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de  
> pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto  
> riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir “no hay camas  
> disponibles”.
>
> Nuestro juramento médico lo impide.
>
> Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las  
> obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que  
> corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los  
> proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios  
> meses. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se  
> complica.
>
> En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden  
> realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por  
> las donaciones que reciben.
>
> Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100  
> millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.
>
> Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y  
> luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto  
> como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias,  
> solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta  
> Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja  
> miles de millones de dólares, pero para una institución que ha  
> entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y  
> toda Latinoamérica, no hay respuesta.
>
> ¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente?
>
> Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su  
> precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.
>
> La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia  
> a la C. Clinic, le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba  
> a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!
>
> Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
>
> El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.
>
> Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos,  
> algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado  
> Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la  
> Fundación debemos incorporarnos al “sistema”.
>
> Sí al retorno, sí al ana-ana.
>
> “Pondremos gente a organizar todo”. Hay “especialistas” que saben  
> como hacerlo. “Debés dar un paso al costado. Aclararemos que vos no  
> sabés nada, que no estás enterado”. “Debés comprenderlo si querés  
> salvar a la Fundación”
>
> ¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!
>
> En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos  
> que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta  
> extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.
>
> Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos  
> entregaba al recibirnos: “a mí no me ha derrotado nadie”. Yo no  
> puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta  
> que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios  
> al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo  
> selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El  
> año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India  
> escuchando siempre lo mismo.
>
> “¡La leyenda, la leyenda!”
>
> Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue  
> expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas,  
> insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan  
> hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la  
> desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.
>
> Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de  
> ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por  
> los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.
>
> Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como  
> decía Don Ata.
>
> No puedo cambiar.
>
> No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
> No se hable de debilidad o valentía.
>
> El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con  
> ella me voy de la mano.
>
> Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le  
> pido que tenga un poco de piedad.
>
> Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me  
> presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural.  
> Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.
>
> En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades  
> nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.
>
> En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con  
> asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras  
> cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y  
> dedicados. El lunes no podría dar la cara.
>
> A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis  
> colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No  
> aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta  
> alcanzar la misma edad, que no es poco.
>
> Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin  
> perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto  
> Arauz, allá en La Pampa.
>
> Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o  
> civiles.
>
> Un abrazo a todos, René Favaloro
>
>
> _______________________________________________
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> Pol-cien en ccc.uba.ar
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Prof. Dr. Roberto Donato Martino
Cátedra de Geología Tectónica
            F.C.E.F. y N.
Universidad Nacional de Córdoba

Pabellón de Geología
Oficina 6 - 2° Piso
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República Argentina

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