[Tectonos] Re: [Geoinfo] La mejor herramienta contra el tedio que
idiotiza a los alumnos: el conocimiento.
Hector Luis Lacreu
lacreu en gmail.com
Sab Ago 11 20:40:03 ART 2012
Hola amigos.
Celebro este nuevo envío de Martín que, como en otros casos, promueve a
la reflexión y eventualmente el debate. Sin embargo por cuestiones de
espacio y tiempo (que no son los geológicos) muchas veces ni siquiera lo
intentamos.
Como también yo estoy preocupado y ocupado en temas educativos, solo
quisiera aportar un par de ideas que obviamente no agotan el tema pero
que me surgieron del contrapunto que surge de las ideas expuestas por
Dolina y por Brighelli (sin olvidar que estas últimas son reproducidas
por INFOBAE en un contexto de crítica puntual al ministro de educación
de la Nación)
Dolina critica, con razón, la velocidad (yo diría vértigo) a la que se
esperan resultados “exitosos”, propone “bajemos un cambio” y difrutemos
del aprendizaje y el conocimiento.
Brighelli intenta una descripción cínica (e incompleta) de la educación
francesa mostrando unos “síntomas” que se repiten en Argentina pero la
verdad es que son comunes en casi todo el mundo. Para encontrar
responsabilidades, me parece que habría que preguntarse: ¿a quién le sirve
esa “mala educación”? En mi opinión los pueblos ignorantes son más
fácilmente sometidos, engañados, etc. y son útiles al poder económico, que
es el único que conozco.
En el artículo sólo se expone una síntesis, en ella me llama la atención
que, al menos en los comentarios de la periodista Claudia Peiro de
INFOBAE, no se incluya la responsabilidad de los padres, el
“bombardeo” mediático sobre los modelos de personas (actores,
deportistas, periodistas, etc.) que se los presentan como ¿ciudadanos?
exitosos. En ese orden, creo que no se debería olvidar el traspaso
“menemista” de la educación primaria y secundaria a las provincias
(incluida la CBA) y su desfinanciamiento. Tampoco se menciona la
desvalorización social de los educadores que en casi todo las provincias
trabajan (y se permite que así ocurra por falta de docentes) en doble
turno, boicoteándose de este modo la posibilidad cierta de:
perfeccionarse, planificar y evaluar adecuadamente los aprendizajes de
sus alumnos.
Soy incapaz de abordar la complejidad de este tema en unas pocas líneas,
pero me pareció necesario introducir algunos pocos matices que no se
deberían omitir.
Un abrazo
El 10 de agosto de 2012 20:15, Roberto D. Martino <
rdmartino en gtwing.efn.uncor.edu> escribió:
> Estimados colegas y amigos,
>
>
> Siempre me ha interesado la Educacion y veo tendencias aqui que cada vez
> son mas preocupantes, a todos los niveles: primario, secundario y
> universitario. Se ve que no solo pasa en nuestro pais, que generalmente
> copia fracasos importados y a destiempo, sino allende el mar donde se crean
> continuamente futuros fracasos. Les envio dos notas para reflexionar al
> respecto: "Escuela o fabrica de cretinos" (Claudia Peiro, Infobae,
> http://www.infobae.com/notas/661032-Escuela-o-fabrica-de-cretinos.html) y
> "La aventura del conocimiento" (Alejandro Dolina, en archivo.doc aparte)
>
> Un saludo
>
> Roberto D. Martino
>
>
>
> --
> Este mensaje ha sido analizado por *MailScanner*<http://www.mailscanner.info/>
> en busca de virus y otros contenidos peligrosos,
> y se considera que está limpio.
> --
> Este mensaje ha sido analizado por *MailScanner*<http://www.mailscanner.info/>
> en busca de virus y otros contenidos peligrosos,
> y se considera que está limpio.
>
>
> >*Nota 1: ¿Escuela o fábrica de cretinos?*
> >
> > Jean-Paul Brighelli, maestro y profesor francés de primaria y
> > secundaria, escribió un libro titulado La fábrica de cretinos, una
> > verdadera requisitoria contra las nuevas teorías pedagógicas y (no)
> > disciplinarias que, so pretexto de respetar a los niños, los han
> > privado de su principal derecho: aprender.
> > Con el remanido argumento de que “los niños se aburren en la escuela”
> > se han vaciado de contenido los programas y se ha renunciado a la
> > mejor herramienta contra el tedio que idiotiza a los alumnos: el
> > conocimiento.
> >
> > Con la demagógica afirmación de que “el niño está en el centro del
> > sistema” o de que “el alumno construye su propio aprendizaje” se anula
> > la razón de ser de la Escuela, un sitio de transmisión del saber, y se
> > aniquila la autoridad del maestro al desdibujar su rol de enseñante.
> > En medio de la polémica generada por la negativa del ministro de
> > Educación de la Nación, Alberto Sileoni, de condenar en forma
> > categórica las tomas de colegios y afirmar que algunas “son
> > necesarias”, pasó inadvertida una gran verdad que dijo el funcionario
> > en la misma ocasión: “No conozco un solo chico que recuerde con cariño
> > a un profesor que no le haya exigido”.
> >
> > ¿Y entonces? ¿Cómo se compatibiliza eso con la indulgencia frente a
> > alumnos que toman un colegio y cancelan una semana entera de estudios
> > por una reivindicación tan banal como la de tener un quiosco? ¿O con
> > la afirmación, también hecha por el señor Ministro, de que “no todos
> > los profesores se merecen que los pibes se pongan de pie para
> > saludarlos cuando entran a clase”?
> > Cuando la máxima autoridad educativa de una Nación llama “pibes” a los
> > alumnos y estudiantes, está todo dicho en materia de (in)disciplina.
> > A los alumnos, como bien dijo sin embargo el mismo funcionario, hay
> > que exigirles, desafiar su inteligencia, subirles el listón. Esa es la
> > mejor solución a la indisciplina, el desorden y el aburrimiento en la
> > escuela.
> >
> > A continuación, algunos párrafos del libro La fábrica de cretinos.
> > Brighelli habla de Francia, pero sus conceptos bien podrían aplicarse
> > a la educación argentina.
> >
> > “Nuestros hijos ya no saben leer, ni contar, ni pensar. La
> > constatación es terrible y sus causas menos oscuras de lo que se
> > pretende. Un encadenamiento de buenas intenciones mal manejadas y de
> > cálculos interesados ha desmontado en una treintena de años lo que fue
> > uno de los mejores sistemas educativos del mundo.
> >
> > El fracaso de la enseñanza no es un secreto para nadie: ni para los
> > docentes, por supuesto, que constatan cada día el estado de
> > degradación intelectual de sus alumnos, su incapacidad para
> > reflexionar, su total alergia a las actividades del espíritu, su
> > analfabetismo profundo; ni para los padres, regularmente estupefactos
> > al constatar que sus niños, incluso en el último grado del secundario,
> > saben apenas leer y escribir; ni para los alumnos, que se aburren a lo
> > largo de las clases, balbucean algunos monosílabos cuando se los
> > interroga, luego recaen en el letargo y no se despiertan más que para
> > correr hacia la cantina o hacia su ciclomotor.
> >
> > “¡El alumno en el centro del sistema!” En veinte años de poder más o
> > menos compartido, la izquierda ha tenido como única idea en materia de
> > enseñanza ese eslogan tan discretamente demagógico que le soplaron los
> > nuevos ayatolá de la pedagogía. ¿Y quién puede oponerse a tan hermosa
> > consigna? ¿Acaso la escuela no está hecha para el alumno? ¿No es él el
> > mimado de la institución escolar?
> > Digamos enseguida que “el maestro en el centro del sistema” sería un
> > eslogan igualmente imbécil. El saber es un círculo cuyo centro está en
> > todas partes y la circunferencia en ninguna. No se trata de establecer
> > una preponderancia, sino de fundar reciprocidades. Tanto alumnos como
> > maestros tienen derechos y deberes. Su vínculo es dialéctico, y no
> > subordinado.
> >
> > El alumno tiene derecho a exigir un saber. Y el docente tiene el deber
> > de instruirlo. El alumno debe ser tomado en serio: está ahí para
> > estudiar. El docente tiene el deber de hacerlo trabajar duro: no está
> > ahí para hacer guardería –ni para animar debates o encuadrar trabajos
> > personales sacados de Internet.
> >
> > Ahí está la verdadera demanda: aprender. Volver a casa al fin de la
> > tarde más enriquecido que al partir. “¿Qué aprendiste en la escuela
> > hoy?” Si a esta pregunta de los padres, el niño o adolescente no tiene
> > nada que responder, es que ha perdido su jornada.
> > De esto resulta que el maestro no es un compinche. No se lo llama por
> > el nombre de pila, no se lo tutea.
> >
> > “Escuchar al alumno” es uno de los camelos de moda impuestos a los
> > profesores para justificar el hecho de que los alumnos, por su lado,
> > ya no escuchan. Que el maestro esté atento al feed-back, está muy
> > bien. Que permita que se contamine esa comunicación sabia que es la
> > transmisión del saber con consideraciones sentimentales es una
> > aberración.
> >
> > Entonces, dejemos en claro desde ya un tema simple que se ha querido
> > convertir en problemático: el alumno no está en clase para
> > “expresarse”. Está allí para escuchar, aprender y tomar nota. Más aún
> > considerando que llega a la escuela saturado del “ruido” exterior, de
> > esa confusión de mensajes que caen de la televisión, del rumor o de
> > Internet. Lo que desea, en el fondo, no es seguir con la confusión
> > sonora; sino obtener, al fin, informaciones diferentes, serias, y que
> > se sostengan.
> >
> > Está dispuesto, para ello, a hacer silencio. Hay que pedírselo, por
> > otra parte y no solicitar su opinión, práctica perfectamente estéril.
> > Pitágoras exigía cinco años de silencio a sus nuevos discípulos. Un
> > profesor tiene el legítimo derecho a pedir nueve meses de atención.
> > Los alumnos, deploraba recientemente un ministro, se aburren en la
> > escuela. El aburrimiento se combate con una sola arma: el
> > conocimiento. Es de absoluta urgencia tolerar de nuevo el saber en las
> > escuelas. Volver a hacer del enciclopedismo una finalidad última.
> > Lo evidente es que cada vez más alumnos tienen demasiado tiempo libre
> > en clase, demasiado pocas consignas, demasiado poca tarea. Cualquier
> > alumno un poco despierto se aburre al segundo minuto de clase.
> >
> > Pero mientras los burócratas, que creen conocer algo de enseñanza, no
> > entiendan que los niños aman los desafíos (intelectuales, entre otros)
> > y no desean espontáneamente ser tomados por imbéciles, seguiremos
> > hundiéndonos en el analfabetismo.
> > Los niños se aburren. ¿De veras? Pongámoslos a trabajar.
> >
> > Pero como actualmente está prohibido traumatizar en lo más mínimo a
> > las queridas cabecitas, el dictado ha sido lentamente relegado al
> > depósito de accesorios. El ejercicio está fuertemente desaconsejado
> > por los nuevos pedagogos. El dictado sería fuente de traumatismos. Y
> > la ortografía un concepto superado, en una época en la cual los
> > software de corrección facilitan tanto la vida…. Entonces se condena a
> > los niños al error perpetuo.
> > La escuela, al destituir el saber, y dejar que los problemas de la
> > calle invadan el santuario, bajo pretexto de abrirse al mundo,
> > “respetando” todas las opiniones -como si fuesen todas respetables-,
> > desvalorizando el trabajo, banalizando la autoridad, ha condenado a la
> > calle a todos los que de ella vienen.
> >
> > Entonces no dudemos en volver a la disciplina y a las viejas materias.
> > Restauremos la escuela generalista: la capacidad para especializarse
> > nace solamente de una verdadera cultura.
> > Volvamos a poner a los chicos a estudiar; será una forma de devolver
> > el gusto por el esfuerzo a todo el país. Y démosles los medios para
> > que trabajen. La escuela no es una base de entretenimiento.
> > Restauremos las materias, restauraremos la disciplina.
> > A la promoción por antigüedad, sustituyámosle la promoción por el
> mérito.”
> >
> > Jean-Paul Brighelli: La fabrique du crétin : la mort programmée de
> > l'école. (Ed. Jean-Claude Gawsewitch, 2005)
>
>
>
> _______________________________________________
> Geoinfo mailing list
> Geoinfo en gl.fcen.uba.ar
> http://tango.gl.fcen.uba.ar/mailman/listinfo/geoinfo
>
>
--
Dr. Hector L. Lacreu
Dpto. de Geología - UNSL
Movil: 2664-506530
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